El conjunto 'azucarero' no encuentra su norte futbolístico en Copa Libertadores.
El problema de Deportivo Cali es futbolístico, algo evidente, pero la raíz de las debilidades vienen desde la confección de la plantilla 'azucarera' para 2016. El entrenador Fernando 'Pecoso' Castro, aseguró a mediados de diciembre de 2015 que estaba "conforme con el plantel" y creía que serían "protagonistas". Algo que no ha sucedido.
Deportivo Cali salió en busca de jugadores que brindaran un salto de calidad a un plantel joven y lleno de talento. Al club llegaron: Fabián Sambueza, Miguel Godoy y días después, Nicolás Bianchi Arce, solo por nombrar los extranjeros. De ellos, solo Sambueza ha logrado una participación aceptable en el club.
Con los extranjeros desaparecidos, la responsabilidad derivó en los canteranos y algunos de los grandes, especialmente Andrés Pérez, quien desde su posición empuja y apoya. Pero no es suficiente en el contexto internacional, donde es necesario mostrar fortaleza en todas las líneas.
Así pues, Cali dejó dudas en sus tres salidas: 0-0 frente a Boca, derrota 5-0 en Bolivía y empate 2-2 en casa frente a Racing. Resultados que tienen casi al borde del abismo a los caleños. Su idea de juego aún no se consolida, además, no hay muchos intérpretes para lograr variantes en el terreno de juego.
Para completar las angustias futbolísticas, no se realiza una buena tarea defensiva, algunos futbolistas interpretan mal las jugadas y no aciertan en las transiciones, un pecado en el fútbol. Los focos de atención se pierden y los rivales aprovechan. Seguro estos partidos darán experiencia a los 'verdiblancos', pero, lo más probable es que les cueste la continuidad en la Copa Libertadores.
Fernando Castro deberá elegir mejor a sus jugadores para el futuro; asimismo, avanzar en la estrategia para plantear los partidos de una forma más efectiva. Para la Liga no hay lío, el sistema del campeonato permite irregularidad. Pero, en Copa Libertadores, cada duelo es una historia diferente.
Steven López Niño
Periodista Deportivo
@lopidelagente
viernes, 18 de marzo de 2016
jueves, 17 de marzo de 2016
Arsene Wenger, el 'profesor' que no aprendió la lección
El estratega francés está tan convencido de su método que no logró evolucionar para superar la línea de exigencia competitiva. Arsenal juega bien, pero es un equipo animador, no protagonista.
Ser docente implica tener la paciencia y entrega para enseñar, guiar y repetir hasta que el aprendiz comprenda los conceptos, para luego, hacerlos propios y producir conocimiento, ideas. Eso hizo Arsene Wenger al frente del Arsenal desde mediados de los años noventa. Un estilo único que ganó aplausos y simpatizantes por la propuesta de los Gunners. Pero, que se estancó en el tiempo con el paso de los años.
Wenger se jacta de ser un formador, de lograr captar talentos casi invisibles para otros entrenadores y potenciar talentos desde edades casi infantiles. Empero, cuando ha sido llamado para los grandes eventos, sus jóvenes quedan en deuda y son vencidos por rivales más hechos, de 'pantalón largo'.
Le pasó en la Liga Premier, donde sufrió la superioridad del Manchester United de Sir Alex Ferguson y años después, el Chelsea de José Mourinho. En medio, apareció el Manchester City, respaldado por la fuerte chequera de su propietario. Pero, la característica principal de estos tres rivales fue la experiencia y jerarquía de la mayoría de sus futbolistas.
Misma situación se repitió en el contexto internacional, donde fue (y es) un animador de la Liga de Campeones, pero no tiene ropa para ser campeón -excepto 2006 donde jugó de igual a igual a Barcelona-. Pero, después de esa participación no logró armar un plantel competitivo.
La eliminación a manos del conjunto catalán no tiene nada de novedoso, es más, tampoco sorprendió que Arsenal jugara bien, con ideas y algo de entrega. No obstante estaba sentenciado por ser un adversario inferior a Barcelona, en el intercambio de golpes ganó el poderoso. Le bastaron un par de pinceladas a los españoles para dejar a los ingleses en los huesos.
Pero, el responsable es Wenger, que logró sacar lo mejor del Arsenal en años anteriores y lo potenció en Europa. Pero, se estancó en un método que no permite soñar con grandes gestas, con títulos. Arsenal es un animador y la terquedad del entrenador no le permitirá dar un paso adelante. La lección la recibe cada partido, pero al 'profesor' no le gusta aprender.
Steven López Niño
Periodista Deportivo
@lopidelagente
Ser docente implica tener la paciencia y entrega para enseñar, guiar y repetir hasta que el aprendiz comprenda los conceptos, para luego, hacerlos propios y producir conocimiento, ideas. Eso hizo Arsene Wenger al frente del Arsenal desde mediados de los años noventa. Un estilo único que ganó aplausos y simpatizantes por la propuesta de los Gunners. Pero, que se estancó en el tiempo con el paso de los años.
Wenger se jacta de ser un formador, de lograr captar talentos casi invisibles para otros entrenadores y potenciar talentos desde edades casi infantiles. Empero, cuando ha sido llamado para los grandes eventos, sus jóvenes quedan en deuda y son vencidos por rivales más hechos, de 'pantalón largo'.
Le pasó en la Liga Premier, donde sufrió la superioridad del Manchester United de Sir Alex Ferguson y años después, el Chelsea de José Mourinho. En medio, apareció el Manchester City, respaldado por la fuerte chequera de su propietario. Pero, la característica principal de estos tres rivales fue la experiencia y jerarquía de la mayoría de sus futbolistas.
Misma situación se repitió en el contexto internacional, donde fue (y es) un animador de la Liga de Campeones, pero no tiene ropa para ser campeón -excepto 2006 donde jugó de igual a igual a Barcelona-. Pero, después de esa participación no logró armar un plantel competitivo.
La eliminación a manos del conjunto catalán no tiene nada de novedoso, es más, tampoco sorprendió que Arsenal jugara bien, con ideas y algo de entrega. No obstante estaba sentenciado por ser un adversario inferior a Barcelona, en el intercambio de golpes ganó el poderoso. Le bastaron un par de pinceladas a los españoles para dejar a los ingleses en los huesos.
Pero, el responsable es Wenger, que logró sacar lo mejor del Arsenal en años anteriores y lo potenció en Europa. Pero, se estancó en un método que no permite soñar con grandes gestas, con títulos. Arsenal es un animador y la terquedad del entrenador no le permitirá dar un paso adelante. La lección la recibe cada partido, pero al 'profesor' no le gusta aprender.
Steven López Niño
Periodista Deportivo
@lopidelagente
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